Una tasa sobre las transacciones financieras es un impuesto aplicado a un tipo específico de transacciones monetarias para un propósito particular. El concepto ha sido comúnmente asociado con el sector financiero. No suele considerarse dentro de este tipo de tasas a aquellas referidas a los impuestos al consumo pagados por los consumidores.[1]
Una tasa sobre las transacciones no es un impuesto sobre una institución financiera per se. Al contrario, se carga solo sobre la específica transacción designada como imponible. De modo que si una institución nunca lleva a cabo este tipo de transacción, nunca estará sujeta a este tipo impositivo.[2] Más allá, si una institución lleva a cabo solo ese tipo de transacción, entonces solo pagará impuestos por ese tipo de transacción. Así, este impuesto no es ni una tasa a la actividad financiera ni un "impuesto bancario","[3] por ejemplo. Esta clarificación es relevante en relación con el debate sobre el uso de una tasa sobre las transacciones financieras como herramienta para desincentivar la especulación excesiva sin desincentivar cualquier otra actividad (tal y como John Maynard Keynes originalmente previó en 1936).[4]
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